Cuando dibujamos, escribimos, cantamos, modelamos... tan solo plasmamos en una obra de arte aquello que vivimos por dentro.
Si una obra no es fruto explícito de lo que soy en lo profundo no dirá nada a quien la contemple.
El arte es expandir lo que somos, expresarnos como somos y transmitir lo que se mueve en nuestro interior.
Las cosas recobran vida y sentido cuando se expresan, cuando se hablan, cuando se lloran o se ríen... en definitiva, cuando salen de nosotros en la forma y color por los que optamos.
Puede parecer simple, pero no lo es, porque no siempre lo que hacemos lo vivimos desde dentro y no todo lo que creamos es fruto de nuestro mundo interior.
Por eso, es importante no dejarnos llevar por los acontecimientos dolorosos o alegres que experimentamos. Lo importante es reposar esos acontecimientos y sacarlos al exterior para conocerlos, acogerlos y trabajarlos.
Encar
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