-Al final de nuestro viaje hay otro viaje: el de la vida eterna.
Jesucristo nos invita a creer en esto al final de nuestro viaje.
En la mañana de Pascua, no hay nada que ver
(¡un sepulcro vacío!); ¡sólo hay una palabra que creer!
Entonces ¿un viaje que se termina
o un camino de vida que comienza?
¡ALELUYA, es un grito de alegría!
¡ALELUYA, es el día de la luz!
Jesús vive, ha resucitado.
ALELUYA, que todo se ponga a cantar,
que la fiesta invada nuestras casas y nuestros corazones.
¡Viva Dios que nos abre un camino nuevo!
Que la fiesta sea grande en nuestras casas,
que resuene en todo nuestro barrio,
que sea alegre, viva, luminosa.
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