“El secreto de la felicidad no consiste en hacer siempre lo que se quiere, sino en apreciar siempre lo que se hace” (L.N.Tolstoi).
María desde el principio, aún sin entender ni comprender aquel Misterio que se le asomaba, quiso entregarse a él sin condiciones.
La flor “adelfa” simboliza la decisión y el coraje.
No hay nada que nos pida Dios que nos sea imposible realizar. Cuando uno se pone en sus manos sabe, de antemano, que todo lo que venga del cielo esta llamado a su plena realización.
“¡Hágase en mi según tu Palabra!”
Contigo María, tenemos un seguro por el cual Tú misma nos empujas y nos dinamizas en nuestra vida espiritual y material.
Contigo María, aprendemos a querer y a disfrutar con las indicaciones de Dios que no pretenden otra cosa sino el que llevemos una vida digna y sin sobresaltos, feliz y sin estridencias.
Te pedimos Virgen María, que nuestra confianza en Jesús sea tan perenne como la hoja de la adelfa que nunca muere.
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