Los puzzles han sido hechos para formar con pequeñas piezas unas imágenes concretas. Hay puzzles con 6 piezas y los hay con 5.000. Sean muchas o pocas cada una debe estar colocada en un lugar concreto y exacto para que encajen unas con otras y se llegue a completar la obra.
De la misma manera nuestra vida está formada de pequeñas piezas que van configurando aquello que somos. Si luchamos por un ideal concreto cada una de las figuras debe engranarse para no crear disociaciones.
Cuando ponga la pieza de la solidaridad debo unirla a las de la entrega y donación.
Cuando ponga la pieza del amor debo encajarla con las de la renuncia y el perdón.
Cuando tenga que colocar la pieza del misterio debo buscar las de la fe y la confianza.
Con la pieza del darme a mi misma debo unir las del ceder y el esfuerzo.
No puedo colocar la pieza de la ayuda al lado de la del egoismo... o la de la verdad junto a la de la mentira... o la de la amistad al lado del odio... o la de la pobreza al lado de la riqueza... porque no sería coherente y el puzzle final sería una obra inacabada y mal hecha.
La coherencia de vida reside en vivir en armonía desde aquello que pensamos y hacemos.
Día a día, minuto a minuto voy completando pausadamente ese puzzle de mi vida en el que el resultado final será en rostro de Jesús que me llama a vivir desde la fidelidad a Aquel a quien sigo y por el que sigo entregando mi vida.
Encar_AM
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