El domingo 26 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, celebramos la Jornada «pro orantibus». Es un día para que el pueblo cristiano tome conciencia, valore y agradezca la presencia de la vida contemplativa. Desde la clausura de los monasterios y conventos, las personas consagradas contemplativas, como afirma el Concilio Vaticano II, «dedican todo su tiempo únicamente a Dios en la soledad y el silencio, en oración constante y en la penitencia practicada con alegría»
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