Asómate a tu niño pequeño

En la cronología de nuestra historia no solemos ser conscientes del paso del tiempo.
Si vivimos el presente siempre sentiremos ese niño que fuimos, ese joven que soñaba, ese adulto que tenía proyectos... Aunque tengamos 80 años no nos percatamos de las experiencias vividas porque en realidad nuestro niño, nuestro joven y nuestro adulto son una misma cosa que se concreta en nuestro hoy.
Es interesante asomarse alguna vez al niño que fuimos, para acoger nuestra historia, para saborear todo lo bueno que depositó en nosotros las experiencias vividas y para asumir o acoger las experiencias dolorosas que nos marcaron para siempre.
Ese niño no está muy lejos, sigue viviendo en nuestro interior y con frecuencia reclama nuestra atención para recordarnos quienes somos y lo que vivimos.
Nuestro niño no está muy lejos, sigue ahí y nos recuerda que vale la pena nacer, vivir, experimentar... y que todo lo bueno o lo menos bueno que hemos vivido, hoy nos configura en un momento y tiempo concreto... en nuestro Hoy.
No dejes de mirar a tu niño pequeño pues de él aprenderás los tesoros de la inocencia, la ingenuidad, la fantasía, sinceridad y libertad.

Encar

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