La vida es como una caja de lápices de colores que con el uso se van desgastando en función de lo que decidimos pintar y de lo que surge cada día para colorear.
Cuando decidimos pintar el cuadro de lo cotidiano nuestros lapiceros se van reduciendo... pero no lo hacen el vano pues el color que desprenden queda plasmado en un lienzo que perdura para siempre.
Desgastar nuestra caja de lápices supone dar de lo nuestro, optar por colores realistas, alegres, respetuosos, misericordiosos o llenos de fantasía, para ofrecer a la vida aquello que somos y entregamos.
Podemos conservar nuestros lápices intactos, perfectamente alineados en su caja o... por el contrario, tener una caja con desiguales tamaños y recortes debido al uso que le damos en cada momento.
¡Optemos por "desgastar" nuestros colores! ¡por ofrecer aquello que somos aunque eso suponga ir perdiendo de lo nuestro por el bien de los demás! ¿no lo hizo así Aquel a quien seguimos?
Encar
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