cada tarde entre dos luces,
cansado de andar y andar, hecho camino de esperanza?
¿Quién se atreve a poner su pie en tu pisada siempre en marcha?
Te gusta dejar al paso la huella de tu pisada.
Te gusta que el hombre pise
el polvo que el viento arranca.
Señor de los caminos que arrancan
al hombre de lo seguro,
de los suyos, de sus casas,
de sus bienes, de sus cosas,
y los lanza,
a seguir su paso hecho sendero estrecho.
A seguir tu paso donde quiera que vayas.
Señor, arranca, arráncame de las cosas,
que mi corazón aún guarda tu Palabra y quiere,
ligero de equipaje, caminar a donde tú vayas.
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