Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados

En aquel tiempo, Jesús exclamó:
- «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Mateo 11, 28-30

PARA LA VIDA
- ¡Consoladoras realmente las palabras de Jesús para todo aquel que quiere escucharle en el fondo de su ser, de su corazón! Porque la fatiga y el agobio forman parte del entramado del caminar humano. Cualquier propuesta de aliento, de alivio en esa situación, es un don y algo que nos anima y estimula. Jesús en persona se propone reanimarnos, aliviarnos, consolarnos. Es su invitación y oferta.

- Pero... ¡qué curioso! Sólo los sencillos y humildes lo podrán captar y entender, y por lo mismo, aceptar su invitación. Y es que la raíz del orgullo, de la autosuficiencia o de la “tontera” del hombre está plenamente presente y... ¡con qué fuerza! Estar unidos a Él, en el mismo yugo, corriendo la misma suerte que Él, sintiendo su cercanía, su “aliento”... en el esfuerzo común, es la invitación grandiosa que nos está proponiendo este evangelio. Aquí nos encontramos, tú y yo. ¿Qué tal te sientes ante estas propuestas e invitaciones? ¿No crees que merecen la pena? Bajar de nuestros pedestales, de nuestras pequeñas o grandes idioteces, y sentirnos acompañados, animados, estimulados...

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