Sembrar margaritas es algo inusual ya que crecen en los campos sin la acción humana del sembrador. Aparecen en las praderas cuando llega la primavera alegrando y embelleciendo el paisaje.
En nuestra vida también hay cosas que surgen por sí mismas sin nosotros hacer nada, son regalos que Dios nos ofrece cada día para engalanar aquello que somos.
A veces los inviernos de nuestra alma impiden encontrar las margaritas y es necesario tener la actitud de "sembrarlas" para oxigenarnos con su frescor.
Cuando somos capaces de darnos sin medida sembramos margaritas a nuestro alrededor.
Cuando aceptamos las contrariedades de la vida y las afrontamos con valentía... sembramos margaritas.
Cuando nos quedamos en silencio ante el dolor y la sinrazón esperando la llegada de la paz interior... sembramos margaritas.
Cuando atravesamos el túnel en busca de la luz que esclarece lo que somos... sembramos margaritas.
Sembrar no siempre es cosechar, pero durante la siembra nuestro corazón vive el dinamismo del amor, un amor cargado de esfuerzo, paciencia y pasión.
Encar
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