Un joven que buscaba un Maestro capaz de encauzarle por el camino de la santidad llegó a un <<ashram» presidido por un guru que, a pesar de gozar de una gran fama de santidad, era un farsante. Pero el otro no lo sabía.
- <<Antes de aceptarte como discípulo», le dijo el guru, <debo probar tu obediencia. Por este “ashram” fluye un río plagado de cocodrilos. Deseo que lo cruces a nado».
La fe del joven discípulo era tan grande que hizo exactamente lo que se le pedía: se dirigió al río y se introdujo en él gritando:
- <<iAlabado sea el poder de mi guru!>>
Y, ante el asombro de éste, el joven cruzó a nado hasta la otra orilla y regresó del mismo modo, sin sufrir el más mínimo daño.
Aquello convenció al guru de que era aún más santo de lo que había imaginado, de modo que decidió hacer a todos sus discípulos una demostración de su poder que acrecentara su fama de santidad. Se metió en el río gritando: «iAlabado sea yo! ¡Alabado sea yo!», y al instante llegaron los cocodrilos y lo devoraron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario