¿Por qué esto? ¿Por qué lo otro? ¿y lo de más allá?...
¿Por qué quiero razonar todo? ¿por qué no doy paso a la fe que no entiende de razones?
Siempre hay un porqué... Estamos vivos y eso conlleva hacernos preguntas existenciales que a veces nos absorben hasta tal punto de no entender nada de nada.
Los humanos somos así... nos preguntamos el porqué de todo lo que existe pero hay cosas que no tienen explicación.
¿Acaso se puede explicar el amor humano? ¿el sentimiento de cariño y empatía que surge entre las personas? ¿Se puede explicar la entrega generosa que nos desgasta físicamente? ¿se entiende la fe? ¿se entiende la muerte o la vida?...
Hacernos preguntas es fundamental para vivir desde la verdad y coherencia pero no podemos vivir en un interrogante continuo porque en la vida no todo tiene explicación. Cristo no preguntó... simplemente amo hasta el extremo.
Encar_AM
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