Salir a abrir puertas es entender que el solo abrirla, ya da espacio.
Es poner el rostro a lo que viene sin querer esquivarlo.
Es comprender cuando el ambiente se carga y se va saturando.
Salir a abrir puertas es vencer el egoísmo que tiende a encerrarnos.
Es abrirse a que el otro nos pida escucharlo.
Salir a abrir puertas es buscar comunicarnos.
Es querer que no haya nada que se pudra por cerrado.
Salir a abrir puertas es incluir a otros en lo que sabe alegrarnos.
Es aliviar del otro su corazón cansado.
Salir a abrir puertas es dar a la propia vida un horizonte más amplio.
¿Cuál es la puerta a la que el Señor está llamando en este tiempo, y tenemos que salir a abrir, si queremos alojarlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario