Hoy se estrena la película Bajo Un Manto de Estrellas, que narra lo sucedido a la comunidad dominica de Almagro al comienzo de la Guerra Civil. Una nueva película martirial cuyo director, Óscar Parra, dijo ayer en el preestreno que su única intención ha sido reflejar los hechos históricos, sin mezcla de pasiones políticas. La película me parece imprescindible para quienes quieran conocer por qué España es como es, y aún más para quienes quieran alcanzar la reconciliación. Les recuerdo la lista de cines en que se proyecta. En cuanto al mártir del día, es el laico Vicente Vilar David, asesinado el 14 de febrero de 1937.
Bajo Un Manto de Estrellas es una muestra de lo mucho que se puede conseguir cuando se es fiel a la historia que se quiere reflejar, y eso lo hacen Óscar Parra y sus actores, que fueron asesorados por el postulador de las causas de la archidiócesis toledana, Jorge López Teulón. En cuanto a explicar qué es el martirio, con una charla del maestro de novicios, se alcanza un punto hasta ahora probablemente no logrado.
La voluntaria exclusión de referencias políticas -no se mencionan partidos, ni nombres, de un bando ni de otro (salvo una fugaz referencia a falangistas, y un cartel de la CNT)-, hasta el punto de que podría parecer excesiva la confianza (precisamente del mismo maestro de novicios) en que todo lo que sucede en torno al 18 de julio podría ser un “chaparrón” sin mayores consecuencias: una forma de expresar cómo los religiosos estaban al margen de una política que como sabemos había llegado a un punto explosivo.
La falta de escenas “multitudinarias” resalta la mansedumbre de los que se dejaban llevar -siendo los captores menos que los capturados- sin rebelarse ni esforzarse por huir, quizá el punto más difícil de comprender de los mártires hoy día -en una cultura donde el heroísmo se entiende como liquidar a quien sea con tal de salvar la vida-, sin perjuicio de que exista y se refleje el miedo a la muerte, la incomprensión hacia la persecución; y sin que falten tampoco las torturas y el sufrimiento. No hay dos mártires iguales, y por eso aporta novedad esta película respecto a la ya conocida Un Dios prohibido. Es de resaltar los buenos efectos especiales presentes, por ejemplo, en la escena del incendio y en la del tren, así como la música de Raúl Grillo. Entre las interpretaciones destaca la del miliciano Luis, interpretado por Kiko Gutiérrez; si bien todos los personajes alcanzan un buen nivel.
Bajo Un Manto de Estrellas tiene además una emotiva sorpresa al final, que muestra la habilidad del director para resolver el aparente problema de un final previsible. Como digo, aconsejo a todos que la vean.
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