Quien tenga miedo a andar,
que no se suelte de la mano de su madre;
quien tenga miedo a caer,
que permanezca sentado;
quien tenga miedo a escalar,
que siga en el refugio;
quien tenga miedo a equivocarse de camino,
que se quede en casa...
Pero quien haga todo eso
ya no podrá ser seguidor de Jesús,
porque lo propio de sus seguidores
es arriesgarse.
Podrá decir que ama,
pero no sabe amar,
porque amar es
ser capaz de arriesgar por otros.
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