¡¡Sígueme!!

"Sígueme". La invitación dirigida a Felipe prueba que el llamado de Cristo pide ante todo el apego a su persona. Jesús no le dice a Felipe qué actividad va a desempeñar. Sencillamente le pide que lo acompañe en el camino y se abandone a El con confianza para todo su porvenir.

El término que traducimos por "seguir" quiere decir más exactamente "acompañar". Jesús no quiere que lo sigan como un siervo sigue a su amo. Quiere que lo acompañen, que vivan a su lado como amigos. Seguir, es dejarse conducir por un llamado de amor y comenzar una amistad.

La expresión "sígueme" es, en su brevedad, la fórmula más característica del llamado a una vida enteramente entregada al Señor. Subraya la unión de persona a persona que se establece en una vocación. El que acepta el llamado no sabe por adelantado lo que tendrá que hacer ni las situaciones a las que tendrá que enfrentarse. Pero está seguro de Cristo; su compromiso de fidelidad personal.

Compromiso y fidelidad se fundamentan en el que ha sido llamado sobre el compromiso y la fidelidad absoluta del Señor. Al decir "sígueme" Jesús se obliga a trazar el camino y a sostener con su fuerza divina al que se confió a El. Le promete una fidelidad sin desmayo. El que sigue a Cristo jamás puede perderse, ni encontrarse sin apoyo. Con tal que no se detenga en su seguimiento, infaliblemente se salva y salva a muchas almas.

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