Un discípulo fue a visitar al maestro y le dijo:
- << ¿Tengo tanta confianza en Dios que he dejado suelto mi caballo ahí fuera porque estoy seguro de que Dios protege los intereses de los que le aman >>.
El maestro le respondió:
- << Sal fuera y ata tu caballo. Dios no puede ocuparse de hacer por ti lo que eres capaz de hacer tú y debes hacer con sentido común >>.
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