“Habéis oido que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiaras a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre Celestial”... (Mt. 5.43.45)
Jesús, Tu nos has llamado amar... Hoy reconozco ante Ti la fragilidad de mi amor. Sana en mi todas esas heridas que han sido provocadas a causa del desamor y de mis pecados también. ¡Heridas que me impiden amarte a Ti, mi Señor, sobre todas las cosas!. ¡Purifica mi corazón, de la herencia dolorosa que arrastra, por los pecados de mis ancestros y por los iniquidades del mundo!.
¡Libéralo de todas las cargas que he acumulado a través de mi infancia y adolescencia!.
Haz que el fuego de Tu amor y la gracia de Tu sanación iluminen mi oscuridad y derritan el hielo del mal que aún habita en mí. Renueva completamente mi capacidad de amar. Que a partir de ahora, pueda yo amar a los hombres con todo mi corazón, incluso a aquellos que me han lastimado. Muy a menudo he sido incapaz de perdonar las injurias de los demás. Perdona Señor, las veces que me he agobiado a mí mismo y a otros también, con la envidia y los celos. ¡Sana igualmente mi fe en Ti Señor!. Haz que la gracia de la confianza desaparezca en mi toda desconfianza y temor. ¡Cúrame de la ausencia de Dios en mis pensamientos, palabras y obras!.
Al mismo tiempo Jesús, Te pido que sanes los lazos afectivos en mi familia. ¡Sana el amor entre esposos, entre padres e hijos, entre los que estan enfermos y los que poseen salud!.
¡Jesús, sana el amor entre todos los hombres del mundo!.
(Ora en silencio por aquella persona que no amas y no puedes perdonar)
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