Al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas, el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir”, que recuerdan a los fieles tres verdades fundamentales: su nada, su condición de pecadores y la realidad de la muerte.
El Miércoles de Ceniza obliga a guardar ayuno, abstenerse de comer carne y se recomienda participar en la liturgia de la imposición de la ceniza.
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