Aquí están mis manos, que tan sólo saben el trabajo humilde que un día miraste. Y yo me preguntaba, qué buscas, quién eres, si mis días transcurren entre mar y redes!
Aún no sabía que estás justamente, creando y cuidando la red de tu gente. Y mi amor por tejer las redes, nudo a nudo, aunque parece poco, para vos es mucho.
Porque miras en mí lo mas hondo que soy y haces tuyo este don que yo soy. Y confías en mí más que yo mismo/ todo en mí cobra sentido por tu amor.
Siendo apasionado, quizás impulsivo sin embargo, Cristo, contaste conmigo. Lo mejor y lo no tan bueno que tengo lo aceptas mucho más de lo que yo lo acepto.
Creí ser más fuerte, más de lo que era, y que había de serlo, aquel que eligieras. ¡Pero optaste por hombres tan de carne y hueso! Tu confiar es lógica nueva del Reino.
Aquí está tu red, y amamos tu barca. y el mar de la historia, Señor nos aguarda. Y si bien sigo siendo el pescador de siempre ahora es en tu nombre que echaré las redes.
Lo tuyo es confianza es desproporcionada; es tu red divina y a la vez humana. Sólo con nuestras manos la anudas y arreglas, porque asumes lo nuestro, y tu amor lo eleva.
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