Cortar un gladiolo y resituarlo a los pies de Santa María Virgen es no permitir que lo intelectual pueda con la semilla de lo sobrenatural que todos llevamos dentro.
Los entendidos, cuando hablan del gladiolo, comentan que refleja a la cabeza dominando el corazón y los sentidos.
Ciertamente que en la época que nos toca vivir decimos que no hay que ser sentimentalistas; que hay que huir de todo aquello que denote debilidad en el carácter o en el corazón.
Ojalá nosotros, por el contrario, seamos de aquellos que piensan que el corazón tiene razones poderosas que jamás la mente podrá doblegar ni entender.
María, al ofrecerte este obsequio en forma de flor, nos recuerdas que Tú también meditaste, guardaste y saboreaste todo aquello que el Espíritu te inspiraba en lo más hondo de tu corazón. Ayúdanos a imitarte.
“Dejar al hombre sin sentimientos es convertirlo en fría piedra”. (Anónimo)
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