Espíritu Santo, que diriges la misión que Jesús dejó a su Iglesia:
Abre las mentes y los corazones de todos los bautizados a su deber de participar activa y decididamente en el anuncio del Evangelio, como hijos de la Iglesia, misionera por naturaleza.
Capacítanos para realizar una evangelización profunda, constante e integral, que lleve a la convicción y al compromiso; compartiendo unas naciones con otras y colaborando, desde nuestra pobreza y riqueza, con las demás iglesias del mundo entero
Suscita en nuestras familias muchas vocaciones de misioneros y misioneras y concédenos que toda la acción pastoral esté impregnada del profundo espíritu de misión universal.
Te lo pedimos confiadamente unidos a María Madre de la Iglesia y Estrella de la evangelización bajo cuya protección maternal Tú mismo has querido colocarnos.
Santa María Madre de la iglesia. Ruega por ella
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