No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones. La alegría de corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón, prolongación de sus días. Engaña a tu alma y consuela a tu corazón, echa lejos de ti la tristeza; que ella ya perdió a muchos, y no hay utilidad en la tristeza. Envidia y malhumor los días acortan, las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo. Un corazón radiante viene bien en las comidas, atiende a lo que come.
Eclesiástico 30:21
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