El otro hombre contesto: - << No encontrará a Dios hasta que no abandone su ermita y la soledad que lo envuelve, y regrese a nuestro mundo a compartir nuestra alegría y nuestro dolor, a bailar con nuestras muchachas en las fiestas de esponsales, y a llorar junto a aquellos que lloran alrededor del ataud de nuestros muertos >>.
El otro hombre quedó convencido, mas pese a ello, dijo: - << Concuerdo con lo que tú dices, pero creo que el ermitaño es un buen hombre. Y ¿no podría ser que un solo buen hombre con su ausencia obrara mayores bienes que la aparente bondad de tanta gente? >>.
(Gilbran Khalil)
No hay comentarios:
Publicar un comentario