Una golondrina llegó tarde a la cita otoñal. Sus her¬manas ya habían partido. ¿Qué hacer?... Se lanzó al mar sola.
El sol brillaba con fuerza y no se divisaba ninguna nave. Después de varias horas le faltó el ánimo y deci¬dió dejarse caer en el agua y así morir
En ese momento vio otra golondrina que planeaba casi a ras de mar en su misma dirección. Se alegró y, haciendo un esfuerzo, remontó el vuelo.
Cada vez que se sentía cansada, miraba a su fiel compañera, que la seguía en toda su evolución, y de esta manera volaba con más fuerza.
Llegó la noche y la golondrina amiga desapareció, si bien la meta estaba muy cercana.
Se dijo entonces:
— << ¿Dónde estás, amiga de viaje?... ¿Tal vez sólo has sido mi propia sombra proyectada sobre el agua del mar?... >>
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