Padre enséñame a ver la viga
que tapa mis ojos,
esa que no me deja reconocer
mis propias miserias y errores.
Quítame la viga que me convierte en juez
de mis hermanos, esa me que hace criticarlos,
condenarlos desde mi soberbia.
Esa que me hace solo hablar mal de ellos.
Quítame la viga de los ojos
esa que transforma mi lengua en
instrumento de guerra, destruyendo
y perjudicando a mis hermanos.
Quítame la viga que no deja
salir de mi el don del perdón
y la misericordia.
Quítame Señor la viga de mi ojo
para que deje de ver la paja en el
ojo del hermano;
y dame la gracia de verlos,
mirarlos con la misma misericordia
con que vos me mirás y perdonás.
Amén
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