Ven Espíritu Santo, tú que eres
como un viento divino, dame la gracia
de superar toda timidez y
toda cobardía ante la vida.
Lléname de arrojo, de tu impulso,
de tu valentía, de tu santo empuje.
Ayúdame a vivir con ganas las
horas de este día, con una esperanza
siempre renovada, abierto al misterio
de cada jornada.
Porque cuando logras entrar
en un corazón, no lo dejas dormido,
quieto, inactivo.
Siempre nos mueves a la vida,
a la lucha, a salir adelante con confianza,
a buscar un nuevo encanto y
a correr detrás de un sueño
que valga la pena.
Sácame de la apatía para que no
me encierre en mis problemas.
Derrámate en mi con todo tu
empuje y entusiasmo.
Tú sabes que a veces prefiero
quedarme anclado en mis comodidades
y que le tengo miedo a los desafíos.
Quema con tu fuego toda cobardía
y todo cansancio. Lánzame a la aventura
de cada día.
Ven Espíritu Santo. Amén!
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