Ayúdame a ponerme en camino
aunque, el horizonte, me parezca oscuro,
aunque la recompensa, ante el mundo, sea estimada en nada
aunque falten fuerzas y no existan recursos
aunque muchos piensen que, lo que traigo,
no es nada o muy poco.
Ayúdame a ponerme en camino
dejando a un lado lo que me paraliza,
dejando a un lado lo que me esclaviza,
dejando a un lado lo que divide en dos mi corazón,
dejando a un lado lo que dificulta el pregonarte.
Ayúdame a ponerme en camino,
sin sacar excusas, cuando no recojo fruto,
sin sacar excusas, cuando me falta el aliento,
sin sacar excusas, cuando no soy aplaudido,
sin sacar excusas, cuando no soy reconocido.
Ayúdame Señor a ponerme en camino,
desprendiéndome de todo aquello que materialmente no me sirve,
desprendiéndome de mí mismo,
desprendiéndome de las muletas de la vergüenza o la cobardía,
desprendiéndome de todo prestigio personal para hacerte presente.
Ayúdame Señor, a ponerme en camino,
poniendo tu mano, sobre los enfermos,
anunciando tu reino, sobre los abatidos,
llevando tu Buena Noticia, sobre los pesimistas,
alimentando con tu Palabra, a los muertos espiritualmente,
alimentando con tu Eucaristía, a los débiles por el pan del mundo.
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