Tocarle a uno lo más enojoso o duro de un asunto. Se cuenta que un mozo andaluz y un soldado gallego llegaron de noche a una posada y pidieron de cenar. Les advirtieron que no tenían más que una perdiz y un mochuelo. El andaluz dijo: "Tráiganlos, que ya nos arreglaremos". Y cuando les sirvieron las dos aves, le propuso al gallego: "Mira, aquí no hay más remedio que repartir la cena por igual: o tú te comes el mochuelo, o yo me como la perdiz y tú te cargas con el mochuelo: elige".
El gallego, convencido por la fuerza de aquel dilema, exclamó tristemente; "¡No sé cómo te las arreglas que siemppre me ha de tocar a mí el de la cabeza gorda!".
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