Padre, te doy gracias por
tu amor y tu sabiduría.
Sé que te escondes en el lugar
secreto de Tu presencia.
Enséñame cómo habitar en Vos,
como permanecer en Cristo,
escondido en su corazón,
a salvo del enemigo.
Enséñame a comprender la
sabiduría de tu silencio.
Que la sequedad de mi oración
se vuelva manantial de Tu gracia.
Que permanezca fiel en la noche
hasta que despunte la aurora.
Padre, que el misterio de tu presencia
me sostenga en todo momento
y así se vaya ensanchando mi corazón.
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