Gracias, Señor, porque me ayudas a romper mis cadenas.
Me conoces por dentro y por fuera y sabes muy bien todo lo que me ata
Y me impide seguirte por entero, sin condiciones.
Tú quieres habitar en mi corazón.
Has llamado, has entrado y me has dicho: “Conmigo lo puedes todo.”
Algo dentro de mí empieza a cambiar y mi alma
Comienza a revivir al sentir tu presencia.
¡Qué bueno eres conmigo, Señor!
¡Con qué amor me miras!
A pesar de alejarme tantas veces de ti,
Tú no dejas de estar a mi lado.
A veces parece imposible que pueda cambiar,
Pero ahí estás Tú, Señor, rompiendo mis cadenas.
Rompiendo todas las ataduras que me alejan de Ti.
Aquí estoy, sólo para ti, porque me haces libre de verdad;
Porque me has traspasado el corazón y te he amado,
Porque te he gustado y ardo en deseos de tu amor.
Aquí estoy, sólo para ti, porque eres mi Dios.
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