SEÑOR, amanece un nuevo día. Y con él, un nuevo curso.
Un día que se ha hecho posible gracias a tu amor.
Lo has vestido con tu mirada de creador y padre,
Le has dado todo tu esplendor y belleza,
aunque haya días fríos y con lluvia.
Tú nos has dado este nuevo amanecer,
esta mañana de hoy para seguir viviendo,
para seguir aprendiendo
que Tú amaneces para todos por igual
Al iniciar el curso, toma mi vida, Señor,
con ella yo te alabo.
Al alba tempranera se asoma mi oración,
a través de la luz de la mañana,
ten presente mi oración
para pedirte que tus ojos
le presten a mis ojos su visión.
No dejes que, según avancen los días,
mis pasos se extravíen;
no dejes que te olvide;
no permitas que desconfíe de Ti
y de tu amor para conmigo.
No dejes que termine perdido/a
entre la trama
de tanta bagatela inútil,
de tantas componenda como tejen a mi alrededor.
Haz que yo no sea este curso de los que no juegan limpio,
De los que no dicen verdad.
Ven, Tú, Señor, a mi vida, en este curso nuevo.
Sé tú mi amigo y compañero de jornada.
Cuando me encuentre con los otros
haz que sepa ver tu rostro escondido en el suyo,
aunque duela, aunque cueste.
Por eso, amplía mi visión,
abre mi ventana interior.
Ayúdame a no volver la mirada,
a ser sincero y a mirar de frente.
Que tu rostro se refleje también en el mío.
Ayúdame, Señor,
a encontrar las palabras y los gestos oportunos,
para que nadie salga herido,
sino reconocido como hermano o hermana
y compañeros de camino.
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