Final del Año 2020

Señor, antes de entrar en el bullicio
y el aturdimiento del fin de año,
quiero esta tarde encontrarme contigo
despacio y con calma.

Son pocas las veces que lo hago.
Tú sabes que ya no acierto a rezar.
He olvidado aquellas oraciones que me
enseñaron de niño y no he aprendido a
hablar contigo de otra manera más viva
y concreta.

Señor, en realidad, ya no sé muy bien
si creo en Ti. Han pasado tantas cosas
estos años. Ha cambiado tanto la vida
y he envejecido tanto por dentro.
Yo quisiera sentirte más vivo y más
cercano. Me ayudaría a creer. Pero me
resulta todo tan difícil

Y sin embargo, Señor, yo te necesito.
A veces me siento muy mal dentro de mí.
Van pasando los años y siento el desgaste
de la vida. Por fuera todo parece funcionar
bien: el trabajo, la familia, los hijos.
Cualquiera me envidiaría. Pero yo no me
siento bien.

Ya ha pasado un año más. Esta noche comenzaremos
un año nuevo, pero yo sé que todo seguirá igual.
Los mismos problemas, las mismas preocupaciones,
los mismos trabajos. Y así, ¿hasta cuándo?

Cuánto desearía poder renovar mi vida desde dentro.
Encontrar en mí una alegría nueva, una fuerza
diferente para vivir cada día. Cambiar, ser mejor
conmigo mismo y con todos.

Pero a mi edad no se pueden esperar grandes cambios.
Estoy ya demasiado acostumbrado a un estilo de vida.
Ni yo mismo creo demasiado en mi transformación.

Por otra parte, Tú sabes cómo me dejo arrastrar por
la agitación de cada día. Tal vez por eso no me
encuentro casi nunca contigo. Tú estás dentro de
mí y yo ando casi siempre fuera de mí mismo. Tú
estás conmigo y yo ando perdido en mil cosas.

Si al menos te sintiera como mi mejor Amigo.
A veces pienso que eso lo cambiaría todo.
Qué alegría si yo no te tuviera esa especie
de temor que no sé de dónde brota pero que me
distancia tanto de Ti.

Señor, graba bien en mi corazón que Tú hacia
mí sólo puedes sentir amor y ternura.
Recuérdame desde dentro que Tú me aceptas tal
como soy, con mi mediocridad y mi pecado, y
que me quieres incluso aunque no cambie.

Señor, se me va pasando la vida y, a veces,
pienso que mi gran pecado es no terminar de
creer en Ti y en tu amor. Por eso, esta noche
yo no te pido cosas. Sólo que despiertes mi fe
lo suficiente para creer que Tú estás siempre
cerca y me acompañas

Que a lo largo de este año nuevo no me aleje mucho
de Ti. Que sepa encontrarte en mis sufrimientos
y mis alegrías. Entonces tal vez cambiaré.
Será un año nuevo.

Amén.

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