GRACIAS, SEÑOR, por la paz, la alegría y por la unión que los hombres, mis hermanos, me han brindado.
Por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron.
Por esas manos que me levantan en mis caídas.
GRACIAS, SEÑOR, por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alientan.
Por esos oídos que me escuchan.
Por ese corazón de amistad que me da cariño y amor.
GRACIAS, SEÑOR, por la fe que me has dado en Ti y en los hombres; por la fe que a veces se tambalea pero que Tú nunca dejas de fortalecer.
GRACIAS, SEÑOR, por el perdón que recibo y regalo, pero que, otras veces he callado.
GRACIAS, SEÑOR, por perdonar mis descuidos y olvidos, mis caprichos y silencios cuando debería haber hablado.
GRACIAS, SEÑOR, por disculpar esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, esa mano que no tendí y ese corazón con el que no amé.
GRACIAS, SEÑOR, por estar en todo momento cuidando de nosotros.
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