Al comenzar el día...
Es bueno darte gracias, Señor, de corazón,
y cantarte con gozo cada día.
Es bueno proclamar por la mañana tu lealtad
y por la noche decirte de verdad que me has querido.
Es bueno decir que tus acciones, Señor,
son mi alegría y mi esperanza.
Es bueno decirte que las obras de tus manos son júbilo y fiesta para mí.
Te doy gracias y me alegro por el don maravilloso de la vida.
Te doy gracias y me alegro por el don entrañable del bautismo.
Te doy gracias y me alegro por el don precioso de tu Espíritu.
Te doy gracias y me alegro por el don precioso de tu Palabra.
Te doy gracias y me alegro por el don único de tu Pan de Vida.
Qué grandes son tus obras, Señor.
Qué profundos son tus designios.
Qué grandes son tus proyectos para nosotros.
Que profundos son tus deseos para el que te busca.
Es bello, Señor, vivir siendo Tú el centro de mi vida.
Es bello, Señor, saber que Tú eres el Señor de mi vida.
Muchos no te conocen, Señor,
y me da pena que pongan su vida en cosas que se acaban.
Muchos no saben que tú eres Padre,
y que nos quieres a todos con ternura.
Tú eres grande para siempre.
Tu amor me inunda y me hace feliz.
El hombre honrado florecerá como palmera,
se abrirá como un trigal fecundo,
siempre tendrá el fruto a mano y su vida ante ti,
Señor, será preciosa.
Es bueno darte gracias, Señor,
y cantar de gozo cada día.
Es bueno abrir el corazón de par en par
y dejar que tu luz inunde de tu paz toda la vida.
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