como caminantes, peregrinos, buscadores...
y queremos darte gracias,
celebrar juntos la alegría
de sentirnos hijos tuyos.
Éste es un lugar para el encuentro,
encuentro contigo desde nuestras raíces,
con nuestra historia y con el hoy
tan pobre y pequeño, pero abierto a ti.
Te presentamos nuestros deseos de escucharte,
de comprometernos a fondo con la realidad,
aunando nuestras manos en un empeño común:
conseguir un mundo más justo y más humano.
Por eso te pedimos fuerza
para vivir en fraternidad,
tantas veces necesitada
de escucha y reconciliación.
Haznos capaces de acoger la diferencia
como don y riqueza de tu presencia creadora.
Queremos llevar tu mensaje de justicia y paz
como Buena Noticia a este mundo,
que sufre la guerra, el hambre, el odio,
la división, la soledad, la indiferencia.
Deseamos construir la paz
en cada uno de los entornos
donde estamos y vivimos.
También en nuestros grupos
y equipos de trabajo,
entre nosotros,
que seamos capaces de crear espacios
para el diálogo y la armonía.
Que compartamos la vida y la fe,
que reine entre nosotros la alegría.
Renueva cada día la ilusión por seguirte juntos
acogiendo, sembrando y entretejiendo tu Reino.
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