Por eso renuncio a:
La soledad y la tristeza.
Mis temores y limitaciones.
Los malos recuerdos y a lo que no pudo ser
Mi egoísmo y falta de generosidad.
La manipulación y el autoengaño.
El rencor y la falta de perdón.
Mi mal humor y la amargura de mi ser.
El fracaso y la derrota.
Mi apatía y desidia.
La vanidad y la miseria.
Mi indolencia y altivez.
La envidia, la codicia y el chisme.
Mi falsedad e hipocresía.
La deslealtad y la falta de amor propio.
A seguir esperando que las personas y cosas cambien.
Y lo más importante...
Renuncio a todo aquello que me aparta de ti, mi Dios.
Porque Señor yo quiero caminar siempre cerca de ti, te dejo todos mis afanes y preocupaciones. Hoy renuncio a todo y me vuelvo a ti.
Confiadamente sé que Tú harás la obra en mí, porque yo quiero cambiar, yo deseo que Tú vivas en mi y hacer tu voluntad. Toma el control de mi vida, dame fuerzas para seguir, fortaleza para vivir, amor para dar, y paz para servir.
Querido Dios, tómalo todo, renuncio a todo lo que me aparta de ti, porque sé que con amor eterno Tú me amas. Con amor incondicional, lo has hecho por mí en la Cruz. Gracias por amarme así mi Dios.
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