El escultor, ya fallecido, Lorenzo Coullaut Varela, abuelo de Mª Teresa Iniesta Coullaut, realizó una gran obra que ocupa una de las salas del Museo del Prado (Madrid).
La figura, de tamaño real, muestra a la madre de Dios en acogida a la llamada que le hizo.
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Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David.
La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios.
Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás».
María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?».
Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible».
Dijo María: «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra.» Después la dejó el ángel.
Lc 1,26-38.
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