Las águilas, cuando ven venir una tormenta, no retroceden sino que vuelan hacia ella y empiezan a dar vueltas alrededor de las nubes que componen esta tormenta y van subiendo hasta quedar encima de ella; allí se quedan y cuando la tormenta ha pasado las águilas bajan a tierra. Ese ejemplo me hace ver que nosotros debemos estar por encima de las tormentas que se presenten en nuestras vidas, confiando en que el Señor nos está sustentando; sin retroceder y logrando sobreponernos a los problemas... y cuando todo haya pasado entonces podemos bajar y descansar.
¡Qué difícil se ve todo cuando se está atravesando por la tormenta!, pero que bonito es cuando la tormenta ha terminado y podemos decir: "yo estuve en medio de ella y pude sobrevolarla hasta que terminó, y salí victorioso gracias al SEÑOR". Sabes... cuando todo falla, Él siempre está y te brinda las fuerzas que tu alma afligida necesita, para mantenerse en pie.
Caminando en medio de la tormenta de arena no puedes ver y tienes que confiar en quien te guía y allí es, poniendo toda tu confianza en JESÚS, cuando DIOS se glorifica y te saca de la densa arena, y lo más lindo... ¡sin un solo rasguño!. Créele y veras como... ¡ÉL no te defrauda!.
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