Hace muchísimos años cada familia de Israel que esperaba un bebé soñaba con que su niño fuera un bebé muy especial, diferentes a todos los demás. Este niño tan especial era una promesa que Dios le había dado a su pueblo muchos años atrás, cuando los profetas escribieron que un Salvador y Libertador nacería en Israel y los liberaría a todos de la esclavitud.
Fueron pasando los años y los siglos y cada mamá esperaba tener ese bebé
Nadie sabía cuando nacería el niño, por eso todos los esperaban muy ansiosos.
El profeta Miqueas reveló el lugar preciso donde el niño iba a nacer; ese lugar era un pueblito muy pequeño llamado Belén.
Pero pasaron muchísimos años y el bebé no llegaba, ya la gente se estaba olvidando de la promesa, cuando el profeta Daniel muy preocupado por este tema escribió que el ángel Gabriel le había indicado el tiempo exacto en que nacería el Gran Libertador.
Lamentablemente sus palabras proféticas no fueron bien entendidas por su pueblo en esa época, dado que estaban muy dispersos y vivían en cautiverio.
Pasó el tiempo y el ángel Gabriel volvió a aparecer, pero esta vez para visitar a una joven, y le trajo noticias muy importantes del cielo.
Esta joven vivía en una aldea llamada Nazaret, era una joven muy bondadosa, de corazón puro y su nombre era María.
El ángel Gabriel se acercó a ella y le dijo: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres".
María no entendía muy bien lo que eso significaba, por eso el ángel Gabriel le habló con voz muy suave y le dijo: "No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quién pondrás por nombre Jesús"
"El será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin".
María ya estaba casada con José pero todavía no vivían juntos. Ahora decimos que una pareja está comprometida cuando prometen su amor pero todavía no viven juntos. En esa época se casaban y vivían separados el primer año mientras juntaban dinero y todo lo necesario para luego vivir juntos.
José era un hombre muy pobre. Él era carpintero y como tal seguramente habrá sido un hombre muy musculoso y fuerte.
Cuando José se dio cuenta que ella iba a tener un hijo se entristeció mucho.
¡Se imaginan!
Él sabía que ese hijo no podría ser de él, dado que si bien era su esposa todavía no vivían juntos. No entendía como su amada lo había engañado.
Según las leyes de la época, si una mujer engañaba a su marido debían matarla. José sufrió mucho pensando en que iba a hacer.
El amaba demasiado a María de manera que decidió no denunciarla. A cambio de eso pensó en irse una noche a escondidas y abandonarla. Esta actitud de José hubiera sido muy mal vista por su pueblo. A simple vista significaría que José la había dejado embarazada y se habría fugado.
Estas cosas no le importaron a José, realmente amaba mucho a María y a pesar de su sufrimiento no quería que la gente hablara mal de ella.
Cuando José estaba a punto de irse el ángel Gabriel apareció en sus sueños y le explicó todo lo que iba a ocurrir. Le dijo que no tuviera temor y que confiara en María, porque el bebé que ella esperaba sería el "Salvador"
¡Qué día!
Cuántas cosas habrían pasado por la cabeza de José en ese momento. Había sido elegido por Dios para ser el papá del Mesías.
¡Qué responsabilidad!
María y José serían los padres del hijo de Dios. Ellos no eran superhombres, no tenían dinero, eran personas como lo somos nosotros pero que tenían algo muy especial: Ellos conocían sus limitaciones y entregaban sus vidas totalmente a Dios y gracias a esa actitud de humildad ante la vida Dios los iba a capacitar en todo momento para criar a su hijo.
Dios confiaba en ellos y ellos dependían de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario