Un día, un padre y su hijo entraron en una iglesia. El niño se quedó mirando unos grandes ventanales que estaban en las paredes. Los rayos del sol los atravesaban y llenaban la iglesia de un color especial.
El niño preguntó a su padre: -Papá ¿eso que brilla y es de tantos colores, qué es?
Y el padre respondió: -Son vidrieras. Ventanas que están hechas con cristales y muchos colores y que forman algún dibujo con ellos.
Y el niño se quedó mirando hacia arriba y continuó preguntando: -¿Y quiénes son esos señores que están dibujados en esas vidrieras?
El padre le contestó: -Son santos.
-¿Santos? ¿y eso qué es? Preguntó extrañado el niño.
-Pues los santos fueron personas tan buenas, que a través de ellas, se podía ver lo bueno que era Dios. Pasaron por la vida haciendo el bien.
Después de quedarse pensativo, el niño dijo a su padre: -Ah!, entonces son como las vidrieras.
El padre no entendió esta respuesta, pero el niño continuo hablando: - Sí, los santos son como las vidrieras, si a través de ellas podemos ver la luz del sol, a través de los santos podemos ver cómo es Dios.
El padre se quedó sorprendido por las reflexiones de su hijo y dijo: - Veo que lo has comprendido muy bien, ahora ya sabes cómo puedes llegar a ser uno de ellos.
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