Hay murallas que surgen en nuestra vida sin apenas darnos cuenta, son murallas que con frecuencia construimos nosotros mismos, en otras ocasiones las construyen los otros impidiéndonos atravesarlas para llegar a ellos.
Construyo murallas dentro de mí cuando me cierro en mi mismo debilitando todas las posibilidades que Dios me concede para darme a los otros con gratuidad.
Construyo murallas cuando impido a los demás pasar la frontera de lo que simplemente ven sin dejarles pisar, aunque sea un poco, algo de mi tierra sagrada.
Construyo murallas cuando no dejo a nadie adentrarse en "mi terreno", dificultando con esto un conocimiento mayor de lo que soy y vivo.
Las murallas nunca unen, por el contrario, dividen y separan.
No construyamos una muralla dentro de nosotros mismos, no demos paso al rencor, al aislamiento ni a la soledad.
Abramos nuestras puertas al amor, a la compañía, a la amistad y al darnos a conocer.
Solo desde el conocimiento personal, desde el deseo de caminar por espacios abiertos, podremos vencer y destruir esas murallas que nos impiden llegar a los otros y... que los otros lleguen a nuestra vida.
Encar_AM
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