"Y en conclusión, el temor no es otra cosa que el amor en tanto que: nos hace huir y evitar lo que es desagradable a la divina Majestad".
En sentido bíblico, el temor es: respeto, admiración, gradecimiento hacia Aquel que es Mayor que nosotros e infinitamente mejor. Gracias a la presencia del Espíritu, cuando "fallamos", somos capaces de retomar el camino, intentar una y otra vez corresponder a la misericordia que Dios nos tiene.
"El temor del señor es el principio del saber, los necios desprecian la sensatez y la educación" (Proverbios 1, 7)
"Entretanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría; se edificaba, progresaba en la fidelidad al temor del Señor y' se multiplicaba alentada por el Espíritu santo" (Hechos 9, 31).
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