María se puso en manos de Dios


No por hablar mucho, uno es mejor.
No por gritar, se lleva la razón.
¿Cómo lo hizo María? ¿Qué hizo María?
Habló poco, pero se puso en manos de Dios.
Un arquitecto pidió colaboración para llevar acabo un gran proyecto.
Se presentaron tres pretendientes:
- Uno hablaba mucho y daba otros tantos consejos
- Otro criticaba y decía que sólo servía lo de él
- El tercero trabajaba y finalizaba lo que el arquitecto diseñaba
Sin dudarlo un momento, el arquitecto se apostó fuerte por el tercero.
Así es Dios: se quedó con María. Entre otras cosas porque, lejos de hablar, le respondió:
¡AQUÍ ESTOY! ¡HAZ DE MI LO QUE QUIERAS!
Elegimos en este día la flor de la DISPONIBILDAD
¿Te cuesta cuidar las cosas relativas a Dios, a la fe o a la Iglesia?

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