Evangelio del día 17 de agosto, viernes


EVANGELIO: Mateo 19, 3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba:
- «¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió:
- «¿No habéis leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
- «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?».
Él les contestó:
- «Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así. Ahora os digo yo que si uno se divorcia de su mujer -no hablo de prostitución- y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
- «Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
- «No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos. El que pueda con esto, que lo haga».

CLAVES para la VIDA
- En su camino a Jerusalén, Jesús, el Maestro, sigue presentando las claves del proyecto de Dios. Y, superando las casuísticas de turno, asume como válido el plan original de Dios en un tema tan vital como el amor en el matrimonio y las situaciones de conflicto que en tantas ocasiones, también en aquella cultura, lo devalúan. Dios ha querido el amor como eje central de esa realidad y ha buscado la complementariedad de sexos. Es el principio fundante. Y en aquella cultura, donde la mujer se encontraba en inferioridad real ante la ley, ante la misma religión, en la vida concreta de cada día... Jesús propone el IDEAL en el proyecto del corazón de Dios que, desde los mismos orígenes, “soñó” con algo hermoso y en una complementariedad real, gozosa y fructífera. Sólo una causa, como la urgencia de difundir el Reino, hace laudable la renuncia al matrimonio.
- Es bueno que este Maestro nos siga recordando “lo esencial”, lo fundante, aquello sobre lo que merece la pena construir la vida. El amor compartido y complementario es presentado como “lo original”. Estas “raíces” sirven en cualquier estilo de vida; también en la mía, en la tuya, hermano/a. ¿Qué “calidad” de amor vivo en mi vida? ¿Y tú, en la tuya?
http://pastoralcordoba.blogspot.com.es/

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