en ti, mi Dios, confío porque sé que me amas. Que en la prueba no ceda al cansancio, que tu gracia triunfe siempre en mí.
Yo espero siempre en ti. Yo sé que tú nunca defraudas al que en ti confía.
Indícame tu camino, Señor; enséñame tus sendas. Que en mi vida se abran sendas de esperanza, sendas de igualdad y servicio.
Encamíname fielmente, Señor.
Enséñame tú que eres mi Dios y Salvador.
Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados.
Señor, guarda mi vida y líbrame de mí mismo. Señor, que salga de la noche y vaya hacia ti y que no quede defraudado de haberme confiado a ti.
Dios, amigo nuestro, así te decimos; danos tu entusiasmo para buscar la verdad donde se encuentre.
Danos valor para aceptar nuestras propias limitaciones. Danos coraje para luchar cuando todo nos salga mal. Danos lucidez para admitir la verdad, sin que nadie nos la imponga. Danos fuerza para preferir lo difícil a lo fácil. Danos valor para rechazar lo vulgar y rastrero. Danos valentía para luchar contra nuestra apatía y desgana. Esto te decimos, Dios, amigo nuestro.
Señor, yo querría, como quieren todos los jóvenes, hacer un mundo nuevo; no un mundo donde domine el odio, la mentira o el robo, sino un mundo donde reine la caridad, la unión, el espíritu de equipo; donde se trabaje por el bien de todos, un mundo cuya ley sea el evangelio.
Te pido que hagas penetrar tu vida, tu mensaje, en todos los rincones de mi persona,
para que unido a otros jóvenes vaya construyendo ese mundo nuevo: TU REINO
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