Que su lectura traspase el fino papel y llegue a tu alma transformando aquello que no te acerca a Dios y a los hermanos.
Empápate de su mensaje, de su consejo, de su sabiduría... que no quede solo en tus ojos sino que inunde tu cuerpo entero, tu vida entera.
Agarra con fuerza el libro de la Vida, no dejes nunca de acudir a Él pues te ofrecerá siempre pautas de vida en armonía y solidaridad.
Lee, medita, interioriza... pero sobre todo VIVE desde esa lluvia de letras que transforma tu vida cada día.
Encar
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