“Para caminar con más confianza hacia la verdad, la misma Verdad, Dios, el Hijo de Dios, tras asumir al hombre sin anular a Dios, fundó y estableció esa misma fe a fin de que el hombre tuviera camino hacia el Dios del hombre mediante el hombre Dios. Pues éste es el mediador por ser hombre y por esto también camino. De este modo, si entre quien se dirige y el lugar a que se dirige hay un camino, existe la esperanza de llegar; y si faltase o se desconociese por dónde había de ir, ¿de qué sirve conocer adónde hay que ir? Hay un solo camino que excluye todo error: que sea uno mismo Dios y hombre. A donde se camina, Dios; y por donde se camina, el hombre.”
(Ciudad de Dios, 11,2)
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