“Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero”. “Tu ternura es inmensa, Señor, dame vida con tus mandamientos. Tu palabra se funda en la verdad, tus justos mandamientos son eternos” (Sal 118).
En la vida cotidiana andamos con mucha prisa y pocas veces tenemos la calma de sentir la presencia de Jesús que quiere estar siempre a nuestro lado. Lo ven los que son capaces de mirarlo, los que tienen abiertos los ojos del corazón. Él quiere ser para nosotros el camino hacia Dios. Dale la posibilidad de serlo.
“Sabéis el camino para ir adonde yo voy.” Le dice Tomás: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¡cómo podemos saber el camino!” Le dice Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre” (Jn 14, 4-7).
Para tu reflexión:
Dios no nos deja solos en nuestro camino; hay alguien que le conoce tan bien que se llama a sí mismo “El Camino”... Mira tu vida cotidiana con calma para que percibas una presencia. Sea la ternura de Jesús tu mayor dulzura, su luz tu verdad para el Camino, su amor tu consuelo y descanso en los momentos difíciles.
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