Era un día lluvioso y gris. El mundo pasaba a mi alrededor a gran velocidad. Cuando de pronto, todo se detuvo. Allí estaba, frente a mí: una niña apenas cubierta con un vestidito todo rotoso que era más agujeros que tela. Allí estaba, con sus cabellitos mojados, y el agua chorreándole por la cara. Allí estaba, tiritando de frío y de hambre. Allí estaba, en medio de un mundo gris y frío, sola y hambrienta.
Me enfadé mucho y dije: "¿Cómo es posible, Señor, que habiendo tanta gente que vive con tanto dinero, permitas que esta niña sufra hambre y frío? ¿Cómo es posible que no hagas nada?
Luego de un silencio que me pareció interminable, sentí la voz de Dios que me contestaba: "¡Claro que he hecho algo! ¡Te hice a ti!"
-Todos podemos aportar algo para mejorar el mundo y para ayudar a los que lo necesitan. Comenzamos hoy la semana dedicada al DOMUND. Pensemos en tantas personas que no tienen lo necesario para vivir. ¿Qué podemos nosotros hacer por ellos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario